La prueba de función hepática, también conocida como perfil hepático o panel hepático, incluye varias pruebas que evalúan la salud y función del hígado. Estas pruebas pueden incluir:
Transaminasa glutámico oxalacética (TGO o AST): Esta enzima se encuentra en muchas partes del cuerpo, incluyendo el hígado, y niveles elevados en la sangre pueden indicar daño hepático.
Transaminasa glutámico pirúvica (TGP o ALT): Al igual que la TGO, la TGP es una enzima hepática y niveles elevados en la sangre pueden indicar daño hepático.
Fosfatasa alcalina (F.AL): Esta enzima se encuentra principalmente en los huesos y en el hígado, y niveles elevados en la sangre pueden indicar daño en el hígado o en los conductos biliares.
Bilirrubina: La bilirrubina es un pigmento amarillo que se produce cuando se descompone la hemoglobina de los glóbulos rojos viejos. Niveles elevados de bilirrubina pueden indicar problemas hepáticos o de la vesícula biliar.
Estas pruebas se utilizan para diagnosticar y monitorear enfermedades hepáticas como la hepatitis, la cirrosis, el hígado graso y la obstrucción biliar. También pueden ser útiles para monitorear la respuesta al tratamiento y para detectar posibles complicaciones hepáticas.